ETAPA 25 DE POLA DE GORDÓN A POLADURA DE LA TERCIA ( 14,6 KM)

                                          

        ETAPA 25 DE POLA DE GORDÓN A POLADURA DE LA TERCIA

Nos habían avisado de que íbamos a tener mucho frío, mucha lluvia, nieve, ... en fin el lote invernal completo. Incluso se temía que no pudiéramos hacer esta etapa por las inclemencias del tiempo, pero al final resultó todo perfecto. Una vez empezamos a caminar el frío desapareció y sólo tuvimos un poquitín de nieve bajando la montaña.
Salimos tranquilamente de Pola de Gordón. Caminamos por la calle principal. 
En nuestro camino vemos la iglesia de la Asunción que ya sabemos esta edificada sobre un viejo hospital de peregrinos.
                
Abandonamos la carretera. Pasamos bajo el puente metálico del ferrocarril donde sacamos unas divertidas fotos para que parezca que sujetamos el puente y seguimos hasta llegar al polígono industrial. 
Salimos de nuevo a la carretera y cruzamos por última vez el río Bernesga.
Continuamos el paseo, desviándonos a la izquierda para llegar a Beberino.
Beberino (1,5 Km)
Atravesamos la pequeña localidad, sin abandonar la carretera y continuamos por ella, siguiendo el cauce del río Casares. 
En la ladera cercana a la población hay dos necrópolis. Una con esqueletos de caballos y la otra con esqueletos humanos. Hay otras en el concejo.
Lo interesante son las evidencias de la existencia de culturas prerromanas.
Y también quedan restos de la presencia de Roma. El puente Tornero (entre Beberino y Pola de Gordón) existió desde la dominación romana y lo único que queda de esa época son las dos bóvedas más pequeñas, alejadas hoy unos treinta metros del cauce del rio.
Iglesia de San Pedro
La iglesia parroquial es del siglo XVIII. Su retablo original fue expoliado durante la guerra civil.
Jovellanos en sus diarios cuenta de la existencia en Beberino de la "Ropería de Guadalupe". Las roperías eran las casas donde los pastores trashumantes guardaban y preparaban los hatos, sirviendo incluso de enfermería. 
Cuenta Jovellanos que aquí vivía un monje con sus criados que se ocupaban de cuidar la gran cabaña del monasterio que estaba repartida por las montañas.
                                             

De los edificios propiedad del Monasterio de Guadalupe apenas queda nada. Tan sólo se conserva un mosaico en una fachada de una casa que representa a la Virgen extremeña y cerca en la misma fachada, un escudo. El mosaico de la Virgen tiene una leyenda que dice "NIGRA SUM DE GUADLUPE". 


Y en el escudo están las armas del Monasterio de Guadalupe.
Continuamos caminando y siguiendo las indicaciones, giramos a la derecha hacia  Buiza y Folledo, por la carretera que circula junto al arroyo de Folledo.
                                                                                  Virgen del Valle
Unos 1200 metros antes de llegar a las primeras casas de Buiza, nos encontramos con la ermita de la Virgen del Valle, patrona del lugar. Una sencilla construcción del siglo XVI. 
Dentro conserva una talla románica de gran valor que despierta una gran devoción entre los vecinos. Como otras vírgenes españolas el color de su cara es oscuro. Hay teorías diversas para tratar de responder a este misterio de las vírgenes negras españolas. La del Pilar, la de Montserrat, la de Atocha, la Almudena, la de Guadalupe, la de La Peña, la de Regla, la Candelaria, etc... Hoy hay 51 en España.

     
Virgen de Atocha                                                         Virgen de Candelaria

En "El Cantar de los Cantares", texto bíblico atribuido a Salomón, se describe a la Madre de Dios como "negra", eso explica el cariño de los templarios por las efigies oscuras. Salomón es una figura de capital importancia para los templarios. A los "Pobres Caballeros de Cristo" les fue cedido en el siglo XI el templo de Salomón, desde ese momento empezaron a llamarse Templarios. En el templo encontraron el Arca de la Alianza y el Santo Grial.
                                       

     Virgen de la Encina                                        Virgen de la Regla
Otras teorías señalan que como el color negro es considerado símbolo de sabiduría en algunas culturas de tipo iniciático y como María es el inicio de Dios hecho hombre, la forma más correcta de representarla es de ese color. 
Para otras, que al ser talladas en madera, de ébano en ocasiones, y la madera se oscurece con el tiempo y los tratamientos, ellas acaban de ese color.
Cerca de la ermita nos encontramos el suelo levantado por los jabalíes y un aviso de batida. 
Hacía frio y se habían formado carámbanos.
Buiza (5,5 Km)
Su altura sobre el nivel del mar es de unos 1130 metros y desde la parte más baja a la más alta del pueblo, unos treinta  metros.
En el siglo XI, en el testamento de Fernando I, se le otorga esta localidad a la iglesia ovetense.
Desde Pola de Gordón hasta Buiza no notamos el ascenso. Sin embargo hay que señalar que discurre totalmente por carretera. Tuvimos suerte porque apenas había tráfico.

Antes de llegar al pueblo, en lo alto, a nuestra izquierda, sobre un acantilado, vemos el famoso lobo de Buiza. Habíamos leído que nos lo encontraríamos y fuimos mirando hacia lo alto continuamente para no perdérnoslo. La verdad es que esperábamos alguna caprichosa forma del relieve y así nos encontramos hasta con un elefante. 
Cuando vimos el famoso lobo, hasta imitamos sus aullidos e hicimos conjeturas sobre si fuera un lobo de verdad, cuánto tardaría desde donde está ubicado, en bajar y pillarnos. Además como van en manada, no bajaría solo, así que muy fácil no lo íbamos a tener.

EL LOBO 😅
                                       
                                               Molino
A la entrada del pueblo lo primero que vemos es un cercado con un importante número de caballos. 
Ya antes de llegar al pueblo habíamos visto vacas, muchas vacas. El paisaje ahora es verde y ya no vemos ovejas, cabras o cigüeñas; vemos vacas y caballos.
                                    
Seguimos andando y pasamos por el albergue, antigua escuela, al lado está el consultorio y las pistas deportivas. Vemos las ruinas de una de las dos ermitas que tuvo.
En el centro encontramos una fuente. 
                         
 Hay varias casas blasonadas y la iglesia de los santos Justo y Pastor.
                                                         Santos Justo y Pastor
Atravesamos el pueblo, es importante la presencia de la piedra.
Nos fijamos en que cerca, conservan lo que nos pareció un refugio.
       
Buiza sirvió de posada a muchos ganaderos y fue a lo largo de los siglos parada obligada en el paso en un sentido o en el otro.
                                  
Nuestro grupo ha elegido hacer la ruta de verano, pese a estar en febrero. 
Y empezamos a adentrarnos en la montaña. Tenemos que abrir un portón para comenzar el ascenso. Hemos de ser muy cuidadosos y siempre que abramos una portilla, portón o cualquier tipo de cierre, hay que asegurarse de dejarlo bien cerrado una vez lo atravesemos. El cierre es para controlar por dónde anda el ganado, si nosotros no lo cerramos bien, los animales se pueden escapar y hemos generado un problema.
Una vez atravesamos el portón es como si empezara la diferencia. No me extraña el testamento de Fernando I, aquí ya nos sentimos en Asturias.
Los primeros compases del ascenso intimidan ya que el desnivel es muy acusado. Ganamos altura con rapidez, después se atenúa un poco.
Una primera presencia del barro, que hoy nos va a ganar.
Las vistas son increíbles. El paisaje, Buiza, Villasimpliz, ... una maravilla.
Robles, brezos, escobas, nos acompañan. Como estamos en febrero y son árboles caducifolios, las hojas están en el suelo. El suelo está precioso pero ellos están desnudos. También sabemos que hay animales en libertad, hay que tener cuidado.
Continuamos el camino estrecho y pedregoso, restos de la calzada romana en el camino de San Salvador que unía León y Oviedo. Más adelante nos vamos a encontrar con un tramo donde esta calzada se conserva mejor. 
No es difícil adivinar que éstos y otros muchos tramos pedregosos hayan sido en el pasado  una calzada en perfectas condiciones. 
Momentos después este camino pedregoso cruza las filadas formaciones rocosas conocidas como Las Forcadas de San Antón (forcada es una palabra en asturiano que entre otras cosas significa paso estrecho entre peñascos).
La niebla nos acompañó en esta parte del recorrido.  No la teníamos encima pero estaba cercana.


Un relato del siglo XV narra que aquí había una hospedería donde un hombre daba de comer a los peregrinos y peregrinas. También Jovellanos (en el siglo XVIII) menciona en sus diarios que en el pasado existió un monasterio u hospedería en esta Collada (collada es una palabra en español que significa depresión suave por donde se puede pasar de un lado a otro en una sierra).


Nuestro amigo Quique fue lo que pensó cuando estábamos subiendo. Que era buena idea abrir allí algún tipo de local, restaurante, bar, posada, mesón,... que ofreciera a los peregrinos y peregrinas que hacen el camino de San Salvador, o a personas que les gusta caminar y hacer rutas, o a pastores que tengan por allí animales, o a cualquiera, la posibilidad de tomar alguna bebida tranquilamente, sentarse y observar las vistas.
Una vez atraviesas las Forcadas de San Antón vemos en el suelo los restos mejor conservados de la calzada romana.
Hay mucha agua. Te acompaña ese sonido del agua corriendo. No sólo es el agua que ves arroyando sino el agua que no ves, la que sólo oyes.

Empezamos a bajar. Aparecen ahora pinares y pastizales.   
                                                   
Vemos nieve, poquita, pero suficiente para lanzar alguna bola y hacer fotos.
Cuando estamos llegando abajo, vemos al resto de nuestro grupo subiendo la ladera del monte que está al lado y que es la cota más alta de la jornada de hoy.
Empezamos la subida por una senda estrecha,  a veces desparecida por el barro o impracticable por los múltiples arroyuelos que discurren por ella. 
                                                                                      
                                       
En todo momento hay que fijarse mucho por donde pisas y hay que prestar muchísima atención. Pero hay zonas en las que esa precaución tiene que ser la máxima.
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Si mis hijos vieran por donde subimos, me iba a caer una buena regañina.😂

Y empezamos a bajar por el Valle de la Tercia. En el inicio de la bajada empezó a nevar y nos divertimos con los cuatro copinos que cayeron como si hubiéramos vuelto a la infancia.
Llegamos abajo y el camino era un barrizal. Parecía haber menos en las orillas pero era igual, no nos librábamos de él.
Y así llegamos a San Martin de la Tercia (13,4 Km)
La verdad es que no teníamos pensado ir a San Martín de la Tercia, nuestra intención era coger el atajo, pero nos confundimos y aparecimos aquí.
Pertenece al municipio de Villamanín. Situado sobre el cauce del río Rodiezmo, afluente del Bernesga.
La presencia del barro en algún tramo de la etapa la dificultó, hasta el punto que el tramo final desde San Martín de la Tercia hasta Poladura de la Tercia nos aconsejaron ir por la carretera en lugar de por el monte y pese a que se veía preciosa la alternativa de ir por el monte, acabamos la etapa por la carretera.
Teníamos tanto barro en las botas que acabó con nuestra resistencia, nos agotó,
nos ganó.
Terminamos la etapa como la comenzamos, caminando tranquilamente por la carretera. Después de 1,2 Km sin cuestas, sin barro, casi sin tráfico y sin energía de tanto arrastrar las botas, llegamos a Poladura de la Tercia.
Poladura de la Tercia (14,6 Km). Es una aldea pequeña, sin servicios.
Su nombre revela su procedencia medieval de repoblación, a través de una "Carta Puebla", de ahí el nombre Populatura y más tarde Poladura. Es el mismo origen de las Polas asturianas.
La memoria del pueblo está unida al desaparecido monasterio de San Cipriano, de inspiración mozárabe.
Discurre por el pueblo el Camino de San Salvador y la Junta Vecinal ha habilitado un albergue para peregrinos y peregrinas.
En el bar tenían dos sellos. El dueño nos dijo que uno de ellos era imitación de uno de los sellos más antiguos del camino. En él se puede leer "parroquia de Arbas Oviedo". En nuestras credenciales, evidentemente, pusimos los dos.
Este domingo se celebraban en el bar unas jornadas gastronómicas de degustación, de modo que estaba lleno de gente. Mientras tanto nuestro grupo, llenos de barro.

Ha sido una etapa inesperada, sorprendente, asombrosa, ... bonita. Las vistas desde la montaña, espectaculares. La vista de la montaña, abrumadora. No sabríamos decir qué llamó más la atención si las Forcadas de San Antón o el Valle de la Tercia. Pese a todas las dificultades que pudiéramos haber tenido, ha sido precioso. Lo que queda en la memoria es un paisaje increíble, prodigioso, de cine y con ADN asturiano.                       

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